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JUAN YÁÑEZ les da la más cordial bienvenida. Es éste otro testimonio de una pasión urbana...esencialmente lo porteño, lo argentino, lo latinoamericano y también el universo todo...

domingo, 13 de octubre de 2013

“El mestizaje que nos enriqueció”


POR OSVALDO PEPE
CARTAS AL PAIS CLARIN 13/10/13

                      ¿Nuestra historia americana empezó a partir de Cristóbal Colón? El fue un hábil navegante,pero no lo fue como gobernante y por eso lo destituyó la corona española como virrey y gobernador de las Indias. Empleó métodos crueles y despiadados contra nativos y colonos, según devela documentos descubiertos en el Archivo General de Simancas (Valladolid).
Siguieron después cien años de conquista, donde se ganó un inmenso territorio, en desmedro de la población nativa que sufrió el sometimiento del más poderoso.
Por ello es significativo señalar que antes del 12 de octubre de 1492, existía una rica historia de distintos pueblos originarios e importantes civilizaciones precolombinas, como los mayas, aztecas e incas, que la conquista europea se encargó de truncar, haciendo agonizar la permanencia de su nutrida cultura.
A pesar de que el régimen colonial desalentaba el mestizaje, desvalorizando a la persona que era “cruza de razas”, éste se generalizó, conformando el grueso de la población americana. El “blanco” era una minoría étnica que ostentaba el poder, imponiendo su “civilización”, en menosprecio de aquellos “primitivos o salvajes”, calificación habitual en el marco de una concepción de superioridad europeizante que no reconocía ni respetaba al otro diferente. El antropólogo del siglo XIX, Francis Galton, primo de Charles Darwin, afirmaba en el siglo XIX, que “la herencia genética de las razas y los problemas del mestizaje entre razas inferiores son irreversibles y son la principal causa del atraso de Hispanoamérica”.
Sin embargo, producto del enriquecimiento del mestizaje, han surgidoun gran número de personalidades destacadas en los hechos políticos, sociales y culturales de América. Y en nuestro país, tres grandes protagonistas de la historia argentina llevaron sangre indígena:José de San Martín (según varios historiadores, no habría dudas de que su madre sería la guaraní, Rosa Guarú), Hipólito Yrigoyen (su abuela, madre de Leandro Alem, era Tomasa Ponce , “la China Tomasa”) y Juan Domingo Perón, hijo de la tehuelche Juana Sosa.
Haciendo justicia en las raíces de las poblaciones humanas de América, se estableció en estos últimos años, en la mayoría de los países de este continente, cambiar la festividad del otrora Día de la Raza por el Día de la Diversidad Cultural, transformándose en una jornada de reflexión histórica y de diálogo intercultural.
De esta manera se reivindican los derechos de los pueblos aborígenes y desestimamos reflexiones polémicas de algunos personajes de nuestro tiempo, como el cesanteado ex cónsul español de Boston, que también lo fue en nuestra provincia de Córdoba, Pablo Sánchez Terán, que en la conmemoración del 12 de octubre de 2004, afirmó: “Mucho peor estarían o estaríamos bajo las civilizaciones incaicas, aztecas, mapuches, sioux, apaches, que han sido idealizadas por historiadores y antropólogos, cuando es bien conocida su división de castas y su carácter imperialista y sanguinario”.
La brecha entre los pueblos originarios y los que no lo son, produce el aislamiento de grupos poblacionales autóctonos, fomentada por la indiferencia de los gobernantes, por un profundo desconocimiento y por una discriminación irracional, menospreciándolos por su color de piel, lengua y costumbres, entorpeciendo e impidiendo su inclusión social.
Podemos concluir que cuando procedamos a especular sobre las distintas “razas” de nuestra especie, no debemos confundirnos; debemos enfocarnos en la existencia de una sola: la raza humana.
José Luis Castellano castellan0jl@hotmail.com

EL COMENTARIO

La construcción de otra historia

                          Más allá de la nominación que se le dé al 12 de octubre, hay un dato histórico irrefutable: es el aniversario (en este caso el número 521) de la llegada de Colón, y con él del desembarco de la corona española, a las tierras americanas. Los historiadores han dejado registro de los costos humanos de la llamada conquista y civilización. Por sobre la polémica asoma la verdad cultural e identitaria del mestizaje, que hizo posible empezar a construir otra historia.

UNA CARTA...

                         Quisiera que la Presidenta lea esto, en nombre de mi padre, de 86 años. Una sola vez en cuatro décadas faltó a su trabajo en la imprenta de la Prensa Médica. Trabajó hasta sus 65 años por el 82 % móvil y no por $ 2.134 que hoy cobra tras 45 años de aportes como el Estado le exigió.
Juan José Quinteros juanjosequinteros@hotmail.com


UNA HISTORIA...

                          “Escribo en nombre de mi padre, quien hace tres meses cumplió 86 años (nació el 9 de julio de 1927, en Villa Tulumba, un pueblito del norte cordobés), que cursó hasta 5º grado porque no había 6º, y a los 10 años comenzó a trabajar con mi abuelo en la cosecha de maíz. A los 21, y ya en la bendita Capital, con la renuncia firmada, entró a la imprenta de La Prensa Médica Argentina, como doblador de pliegos durante 45 años en una máquina Bremer” , cuenta Juan José sobre ese gran esfuerzo paterno.
Su despertador sonaba a las 4.30 cada día, pero don Julio se despertaba antes. Luego, desde Ciudadela, llegaba al taller 10 minutos antes de las 6, cuando fichaba.
“Trabajaba 10 horas (incluidas 3 de extras), para regresar pasadas las 19.30 a su rancho (que también, y con la ayuda de cuñados, primos y amigos, construyó él mismo). Sólo faltó una vez en 4 décadas y media, cuando fue al Tulumba natal a enterrar a su padre, mi abuelo Calixto”.
Juan cuestiona los subsidios y el uso del dinero de los jubilados.
“Presidenta, a su disposición, sus recibos de sueldo de toda la vida y, después, nos dirá, mirándonos a los ojos, si don Julio Argentino Quinteros es uno más en la industria del juicio por reclamar lo que por derecho le corresponde. Piense en la palabra empatía y en el pensamiento en voz alta de un amigo de la cultura argentina: es tan bueno hacer algo por alguien y tan pelotudo no hacer nada por nadie”.
Patricio Downes pdownes@clarin.com

IDA Y VUELTA
Más sobre Colón y la cultura inmigrante

                             El 12 de octubre de 1492, Colón creyó, por cierto erróneamente, haber desembarcado en India. Aprendimos entonces que el encuentro entre los dos mundos permitió un legado cultural y expresiones artísticas. Pero ... si la historia la escriben los que ganan, ¿es la verdadera? Los “conquistadores” hallaron gente pacífica, amable, inocente. A cambio, fueron esclavizados, torturados, su trabajo explotado, su riqueza robada y embarcada hacia Europa.
Nuestro Papa Francisco, dijo en Brasil a los jóvenes: “Hagan lío”. Su mensaje fue no resignarnos. Bartolomé de las Casas, levantó la voz frente a la barbarie, en “Brevísima relación de la destrucción de las Indias” (1552). Los pueblos originarios, fueron explotados hasta la muerte, reducidos a un 10%.
La destrucción continúa hoy, con los wichis, tobas-qoms, mapuches, guaraníes, huarpes, kollas, quilmes, entre otras tribus. Se enviaron a España, 185 mil kilos de oro y 17 millones de plata. Aún mantenemos rasgos de los dueños de la tierra: el dios incaico está en nuestra bandera. Es un sol figurado con 32 rayos: 16 flamígeros, y 16 rectos. Los 32 rayos del Inti representan las columnas del templo de Coricancha (lugar sagrado de los Incas). San Martín llevó en la bandera el diseño del Inti o Sol inca al cruzar los Andes para que los indios y pobladores, desde Chile hasta Perú, se identificaran con la Unidad Latinoamericana.
Pero pesa sobre este pueblo “la maldición de la Malinche” Ella era una maya, entregada como esclava a Cortés. Le traducía el azteca y le revelaba el sitio de su enemigo. La colaboración de Malinche, dio lugar a la maldición para su pueblo pues no sólo vendió su cuerpo, sino a su gente. Dicen … que esta traición es la que le impide surgir a Latinoamérica.
¿Cómo nos sentiríamos si se celebrara el Holocausto, o el 24 de marzo de 1976? Los pueblos originarios gozaron su último día de libertad el 11 de octubre de 1492. Podemos aún elegir “santificar” la masacre (alejándonos de la enseñanza de Cristo) o comenzar a honrar la vida.
Profesora Adriana C. Lenardón adrilenardon@ciudad.com.ar
Escribo para decir que me enorgullezco de ser una nieta de aquellos inmigrantes “muertos de hambre” que llegaron al país hace muchas décadas. Posiblemente hayan estado hambrientos, pero fueron honrados, decentes y trabajadores como no los hay en la actualidad. Aquellos fueron muy diferentes de los inmigrantes que hoy nos invaden, los que llegan atraídos por los planes, becas, subsidios, la salud y la educación gratis, entre otros beneficios. No los atrajo el hecho de que les paguen por tener hijos. La única meta que tuvieron fue la de ubicarse, buscar trabajo, el que fuese, sin pretensiones, sin exigencias.
Tampoco jamás se les cruzó por la mente ocupar viviendas y tierras ajenas. Educaron a sus hijos y el sueño de muchos fue ver a sus hijos “dotores”, ¡qué gran orgullo, por Dios! Tampoco les preocupó el precio del dólar para mandar a sus países de origen y menos el cepo cambiario y tampoco cuando el país dejaba de ser conveniente por el alza del dólar.
Cantaron con fervor nuestro Himno patrio y lucieron orgullosos la escarapela. Muchísimos no volvieron jamás a sus países de origen y consideraron al nuestro como el propio, con sus defectos y sus virtudes. Siento orgullo por ser lo que soy, una nieta de italianos y españoles “muertos de hambre” llegados a esta tierra.
Lidia Miravet limir@fibertel.com.ar
Realmente me indigna la ignorancia y/o la mala fe de la gran mayoría de las opiniones vertidas sobre los comentarios de la Presidente sobre el tema de la inmigración, incluso el de ella. Me refiero a la frase sobre que llegaron a estas tierras “muertos de hambre” Es cierto que en la mayoría de sus países de origen, de los cuales surgieron las grandes oleadas inmigratorias que vinieron a la Argentina, la situación era comprometida. Pero lejos de morirse de hambre, la mayoría se quedaron y no se registraron las hambrunas que harían suponer los comentarios despectivos.
Pero lo más importante, y que hasta ahora no lo escuché decir ni leí, es que la Argentina tenía imperiosa necesidad de poblar el país. No hay otra manera y ésa es la razón de las principales inmigraciones promovidas por los Gobiernos nacionales, tanto las de fines del siglo XIX como la mediados del siglo XX. La Argentina es la que brindaba incentivos para traer a los inmigrantes.
Séneca decía que “la verdad parcializada es la peor de las mentiras.”


Ángel S. Petrillo angelpetrillo@hotmail.com