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JUAN YÁÑEZ les da la más cordial bienvenida. Es éste otro testimonio de una pasión urbana...esencialmente lo porteño, lo argentino, lo latinoamericano y también el universo todo...

miércoles, 20 de marzo de 2013

La visita de Cristina al Papa Francisco despertó críticas en España.



Críticas en España a la actitud de Cristina en su encuentro con Francisco

Desde el diario ABC como desde La Razon.es la actitud de la Presidenta fue objetada: por ejemplo, la columna de Alfonso Ussía utiliza la ironía para mostrar el contraste entre la jefa de Estado argentina y el flamante Papa.
“Me ha parecido ejemplar y contundente la lección de humildad que le ha dado Cristina Fernández de Kirchner al Papa Francisco.Podría haberse presentado ante Su Santidad con una pamela negra de las que no caben ni en la Plaza de San Pedro, y lo ha hecho con un sencillo sombrerete con menos tela que el solideo del Santo Padre. Llevaba joyas y pulseras de oro, pero sin pretensión alguna. La amada presidenta de los descamisados, los montoneros, los peronistas y los desfavorecidos argentinos, no podía presentarse ante un compatriota ligera de adornos auríferos, porque una cosa es la sencillez y otra muy diferente acudir ante el Papa como si fuera una «tana» recién desembarcada”, comienza la nota de larazon.es.
“Para colmo, ha volado más de 10.000 kilómetros para asistir a una Misa, cuando en Buenos Aires no mueve el trasero ni diez metros para visitar la iglesia más cercana a la Casa Rosada. Lo de ser el Papa es muy cómodo. Organiza la Misa en el Vaticano y no tiene que hacer equipajes, ni colas en el aeropuerto de Ezeiza, ni pasar por el arco detector de metales, ni demás engorros viajeros. Ella, humildísima y con su casquete polar negro, para no dar que hablar, doce horas de vuelo desde Buenos Aires a Roma. Bueno, según se ha sabido, hizo escala en Marruecos. Una tontería. El avión presidencial, como el buque-escuela de la Armada Argentina, el «Libertad», pasa por momentos de amenaza de embargo, y para evitar disgustos, dejó la aeronave en Marruecos custodiada por Mohamed VI, con quien doña Cristina mantiene estrechos lazos de amistad”, continúa Ussía en su artículo.
Y finaliza: “Me emocionó comprobar su prudencia, cautela y buena educación. Permitió al Papa que oficiara la Misa sin pretender, en ningún momento, interrumpirlo. Más aún, cuando años atrás le decía de todo por enfrentarse con su difunto esposo –Él– siendo el Papa un soberbio y presuntuoso Arzobispo de Buenos Aires. La Misa del inicio del Pontificado de Francisco, pasará a la historia por la humanidad y sencillez que dejó a su paso la Presidenta de la nación en la que nació el Papa. El resto, vanos oropeles y tramoya. Gracias, madre de los necesitados”.